Ya eres un abuelo centenario muchos hijos y nietos has criado, con el pan de cultura has saciado día tras día en el afán diario.
Has regado de luces las estrellas y dejado la miel en muchas bocas, sanando de incultura cuando tocas sembrando por la vida cosas bellas.
Eres un capitolio de los sabios donde van a beber tus aguas claras dejando el corazón fluir ligero.
Resuenan las campanas en los labios al prodigio de tu obra tan preclara del triunfo de tu nombre Centro Obrero.
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