¡Cien años encentrando la armonía del Buen Saber y de la Enseñanza: Son bastantes en esta lontananza y en la otra también, en la fe mía!
¡Quién le iba a decir, quién le diría a aquel ochenta y cuatro, de esperanza más o menos subida, que su lanza en longinos de amor acabaría!
¡Ay alma de este Centro y de su Gozo: No pido para ti ni agua, ni pozo de nada que se escancie en la andadura!
¡Hoy, para ti, exigo cien, doscientos, trescientos años de amores sincuentos, a esta ISLA que hace cien fundió tu altura!
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